lunes, 13 de febrero de 2012

MARCHA POR EL AGUA EN PERÚ: “¡CONGA NO VA!”

Bajo esta consigna gritada a todo pulmón por miles de manifestantes, la Marcha Por el Agua iniciada hace diez días en la ciudad de Cajamarca por pobladores, campesinos y comuneros de dicha localidad, concluyó hoy en Lima acompañada por una gigantesca, combativa y colorida movilización, la que se desplazó por las principales arterias de la capital hasta llegar a la céntrica Plaza San Martín, donde cerró con un mitin popular.

La marcha se extendió a lo largo de veinte cuadras, y junto con los un mil marchantes que con sus característicos sombreros de paja llegaron a la capital luego de transitar más de mil kilómetros desde la norteña ciudad, contó con la participación entusiasta de numerosas organizaciones populares y de izquierda (entre ellas el PST) que marcharon exhibiendo un mar de pancartas y banderolas y agitando consignas de rechazo al proyecto minero Conga y en defensa del agua y del medio ambiente.

A su paso, la multitudinaria fue aclamada con aplausos de un numeroso público que se dio cita para adherir también a la protesta, pese a que los medios oficialistas daban por descontado su fracaso, y hasta lo desvirtuaban presentándola como producto de un reducido grupo de agitadores.

Esta reacción de la prensa oficialista no sorprende a nadie porque es la misma experiencia que el pueblo ya vivió durante la dictadura de Fujimori, y es el mismo método sucio y amarillo usado por los gobiernos que le siguieron para enfrentar las luchas populares y servir los intereses del gran capital.

Lo que sí sorprende a muchos es verse marchando por las mismas calles y gritando casi las mismas consignas como lo hicieron contra estos gobiernos antipopulares, ahora contra Ollanta Humala, a quien hasta hace pocos veían con gran entusiasmo y lo apoyaron con fervor para llevarlo a Palacio. Ollanta Humala ha defraudado más rápido que nadie la voluntad popular, desenmascarándose como un continuista más, y hoy paga esa traición enfrentando una primera masiva manifestación de protesta.

El Presidente había declarado en una reunión con inversionistas en España, buscando congraciarse con ellos, que los que se oponen al proyecto Conga eran “una minoría”. Una de las consignas más agitadas por la multitud en esta jornada hizo alusión a esta declaración: “¡Ollanta, esta es la minoría!”.

Los matutinos del día mostraban, paradójicamente, un ascenso en la aceptación del presidente Humala en la capital, de un 50 a un 58 por ciento. Nadie puede negar que el gobierno mantiene un importante apoyo. Pero ese apoyo ha mudado de contenido pues el presidente perdió un amplio apoyo en los sectores obreros y populares que lo eligieron, y ha ganado la aprobación de los sectores urbanos y de clase media que no votaron por él. Además, en esta pelea donde el gobierno ha tomado partido por las multinacionales mineras con el apoyo de todo el empresariado y de sus partidos, tiene la complicidad de un sector importante de la izquierda (el Partido Comunista y el PS), que desde sus cargos en el estado le han dado la espalda a la lucha.

Humala fue elegido con la promesa de la “inclusión social” y entre su paquete de promesas figuraba “primero el agua, después el oro”, formulada durante la campaña ante el pueblo de Cajamarca. En esta provincia opera desde hace 19 años Minera Yanacocha, de la norteamericana Newmont, que explota un rico yacimiento que la ha convertido en una de las más rentables y poderosas auríferas del mundo. La otra cara de la medalla es que su operación ha producido la destrucción de lagunas naturales, contaminación de aguas y desabastecimiento de agua para la población que vive de la agricultura, incrementando la pobreza. La misma minera pretende ejecutar ahora el proyecto Conga sobre otra cabecera de cuenca y afectando a otras tres lagunas. Sus consecuencias contra el medio ambiente serán tan irreversibles que un informe elaborado por el mismo Ministerio del Ambiente, puso en cuestión su viabilidad.

Sin embargo, al gobierno y a los empresarios esto les interesa poco, para ellos se trata de viabilizar el proyecto para detrás de él seguir animando nuevas inversiones, con impactos iguales o peores, en el marco de un modelo que alienta inversiones rentables en actividades extractivas con efectos irreparables sobre el medio ambiente y bajo condiciones laborales absolutamente deplorables.

Este modelo fue impuesto por Fujimori y ha sido reforzado por los gobernantes que le sucedieron. El “nacionalista” Ollanta Humala con el apoyo alegre del PCP y el PS, ganó las elecciones ofreciendo cambiar radicalmente esta realidad, pero resulta que la historia sigue siendo la misma. Ollanta literalmente a botado a algunas personalidades de “izquierda” de su gobierno y a otros “críticos” los trata con la punta del pié, pues su opción ha sido olvidarse de la “gran transformación” para seguir con la “gran continuidad” favoreciendo al gran capital que ahora lleva la bandera de Conga.

Frente al levantamiento popular ocurrido en Cajamarca contra la puesta en marcha del proyecto, a Humala no le tembló la mano en decretar el “estado de emergencia”, militarizar la ciudad, ordenar la detención de los dirigentes de la protesta e incluso en violentar la institucionalidad que dice defender bloqueando las cuentas del gobierno regional acusándolo de instigar el conflicto. La lucha obligó a detener el proyecto. Hoy el gobierno prepara el terreno para, con la prensa amarilla, el empresariado, sus partidos, ciertos “peritos ambientalistas” y la parálisis cómplice de un sector de la izquierda, más su fuerza represiva, autorizar a Newmont que sus gigantes excavadoras y volquetes se pongan en movimiento para iniciar la destrucción ambiental en busca del preciado metal.

La larga y sacrificada jornada de los comuneros de Cajamarca y la gigantesca marcha de hoy, muestran que la decisión no será fácil. El pueblo de Cajamarca ve ahora que tiene apoyo popular. En otras 200 localidades se libra la misma lucha.

Al “Conga Va” de Ollanta y los empresarios, el pueblo ha dicho con firmeza “Conga no Va”. Pero la lucha definitiva aún está por venir. En ella se castigará severamente la estafa que representa el gobierno “nacionalista” y la traición de los partidos oportunistas que lo respaldan. También se definirá la perspectiva de la lucha obrera y popular que ha colocado en su agenda la necesidad vital de construir un instrumento político de clase para asegurar la victoria.

Federico Romero. PST Perú





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