La
campaña por la búsqueda de la joven estudiante colombiana Carolina
Garzón completa ya tres meses, desde su desaparición el 28 de abril, en
Quito.
En ella han participado en forma intensa, además de la familia, una enorme cantidad de organizaciones democráticas, de derechos humanos y personalidades políticas del Ecuador y Colombia unidas a través del papel de organizadores y centralizadores de la campaña jugado por el Movimiento al Socialismo del Ecuador y el PST de Colombia, partidos hermanos vinculados a la Liga Internacional de los Trabajadores.
En ella han participado en forma intensa, además de la familia, una enorme cantidad de organizaciones democráticas, de derechos humanos y personalidades políticas del Ecuador y Colombia unidas a través del papel de organizadores y centralizadores de la campaña jugado por el Movimiento al Socialismo del Ecuador y el PST de Colombia, partidos hermanos vinculados a la Liga Internacional de los Trabajadores.
A
tres meses de su inicio es importante dar una mirada sobre el conjunto
de la campaña, para extraer algunas lecciones que permitan fortalecernos
para su continuidad; en la medida en que la no aparición de ningún
rastro sobre los posibles autores y razones de la desaparición de
Carolina nos obligan a ello.
Una lucha democrática profundamente revolucionaria
La
desaparición de personas aparece casi como un hecho cotidiano en todos
los países, como algo con lo que, supuestamente, tendríamos que
convivir; un drama que tienen que sufrir muchas familias porque “Dios lo
quiso así” o por razones similares, resignándose al mismo. ¡Pero no es
así!
La
desaparición de personas, cuando se trata de una desaparición forzada
–es decir, contra la voluntad de la propia persona– es ante todo una
expresión de la gravísima descomposición de la sociedad actual, la
sociedad capitalista a nivel mundial, a la cual el ser humano le
interesa fundamentalmente por las ganancias que su actividad puede
generar a los detentadores del poder económico y social. Este hecho
genera las más diversas expresiones de barbarie y degradación: la trata
de personas, el abuso a la mujer, el tráfico de órganos, cuando no la
desaparición directamente usada como instrumento de represión por parte
de los estados, gobiernos o sectores de los explotadores.
Por
lo anterior, más allá del aspecto de la estricta solidaridad humana,
una campaña como la desarrollada alrededor de la búsqueda de Carolina
lleva inexorablemente a cuestionar las bases toda la estructura
económica, política y de clases de la sociedad actual.
Es
un hecho indiscutible que los aparatos estatales y los gobiernos, con
importantes diferencias por sus características políticas –diferencias
que no hay que desconocer– asumen un comportamiento completamente
diferente cuando la persona o familia afectada es parte de la clase
social que detenta el poder que cuando no tiene ningún poder económico o
político.
Por
lo anterior la campaña por la aparición de Carolina ganó inmediatamente
el carácter de una batalla política para lograr que dos gobiernos y dos
estados (el ecuatoriano y el colombiano) moviesen efectivamente los
recursos de que disponen para la búsqueda y esclarecimiento de su
desaparición. De no haberlo hecho así la desaparición de Carolina
hubiese terminado como quedó durante las primeras semanas mientras la
campaña ganó fuerza: como un legajo olvidado en una Fiscalía de tercera
categoría.
Un método correcto: ganar la conciencia de miles y convertirla en acción
La
campaña por la búsqueda de Carolina, a diferencia de muchísimos otros
casos que quedan dependiendo de los escasos recursos de la familia (que a
pesar de los esfuerzos heroicos de las mismas más de una vez terminan
en la aceptación del drama y dolor de la pérdida del familiar), cuenta
con un elemento cualitativamente distinto: la existencia, decisión y
compromiso de dos partidos (el MAS en el Ecuador y el PST en Colombia)
que férreamente unidos por su hermandad en la Liga Internacional de los
Trabajadores decidieron hacer de la misma un eje político de su
actividad, dando cuerpo a la campaña.
Adicionalmente,
un elemento cualitativo, el método de desarrollo de la campaña se
convierte en un factor de fuerza de la misma, brindándole la garantía de
continuidad, sistematicidad y coherencia necesaria para haber avanzado
hasta el momento actual y permitir su continuidad.
Acudir
a la conciencia de miles es primordial: Por las características de
Carolina y por la solidaridad elemental que estos casos suscitan ello es
fácil, inicialmente. Sin embargo, el gran problema es convertir esa
conciencia favorable y solidaria en acción. Ahí cumplieron un papel
decisivo los plantones, las declaraciones públicas, el respaldo
económico propuesto (y logrado) de decenas de organizaciones, y la
actuación sistemática, cotidiana, como trabajo de hormigas, de decenas
de activistas de la campaña (familiares y compañeros de militancia).
Todo lo anterior unido a una exigencia abierta y directa a los
gobiernos, planteada en su propio terreno, para que cumplan con los
deberes constitucionales y legales que proclaman y que declaran cobijan
por igual a todos los ciudadanos.
El momento actual
Luego
de varias etapas bastante complejas y difíciles la campaña logró un
triunfo político significativo que es necesario consolidar, mantener y
profundizar: el gobierno ecuatoriano lanzó, desde los más altos niveles
institucionales, con compromiso de la Fiscalía General y del Ministerio
del Interior, la campaña “Ayúdanos a encontrarla”, incluyendo el
ofrecimiento de una recompensa por información sobre el caso.
Adicionalmente aceptó la participación de fiscales e investigadores
colombianos en algunas tareas de indagación y averiguación.
Dependerá
de la continuidad de la campaña, del respaldo que a ellas continúen
brindando todos los que hasta ahora la han apoyado, de lograr nuevos
apoyos, que este triunfo obtenido se consolide, mantenga y profundice,
como es necesario. En forma inmediata se trata de que el gobierno
colombiano haga suya la campaña “Ayúdanos a encontrarla” uniendo
en torno a ella el accionar institucional de ambos gobiernos, ofreciendo
una suma de dinero igual o superior también a título de recompensa y
respondiendo a la exigencia central de la campaña: Coloquen el poder
institucional de que disponen, como estados y gobiernos, al servicio de
lograr la aparición de Carolina.
Lograr
la aparición de Carolina y esclarecer las razones y autores de su
desaparición será un triunfo no solo de su familia, amigos y compañeros
de militancia de ella. Será un triunfo que se convertirá en ayuda y
apoyo para la lucha que, frente a diversos estados y gobiernos, tienen
que librar a veces en condiciones muchísimo más difíciles, miles de
familias afectadas por situaciones de características similares.
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