El economista francés Thomas Piketty
ha conseguido, con su monumental obra, lo que ninguno de sus colegas
antes: introducir la desigualdad en el frontispicio de la política
económica del siglo XXI, tras largas décadas de ser orillada por la
economía neoclásica, que la consideraba una característica natural del
capitalismo de segundo orden. A partir de ahora, en la memoria económica
de cualquier medida que se tome habrá que introducir, además del factor
de su coste, o de sus consecuencias ambientales, el de si beneficia o
perjudica a una distribución de la renta y la riqueza desbocada a favor
de los poderosos.
¿Qué sostiene Piketty? Que mientras los rendimientos del capital
aumenten más que el crecimiento económico de un país se incrementará la
desigualdad. Que ésta es una tendencia de largo plazo. Que en el siglo
XIX, parte del XX y lo que llevamos del XXI ello ha sido así, y que la
única interrupción a esta tendencia se produjo en los años de la
revolución keynesiana, de las políticas del New Deal contra la Gran
Depresión, y del nacimiento del Estado de bienestar. También dice que la
desigualdad es tan enorme que para combatirla habrá que establecer
impuestos confiscatorios (de hasta el 80% de su riqueza) a los más
ricos, además de hacer políticas redistributivas públicas a través del
gasto. Para llegar a estas conclusiones se basa en un aparato matemático
sencillo y en un trabajo empírico (series históricas de 200 años)
arrollador.
http://www.fondodeculturaeconomica.com/subdirectorios_site/libros_electronicos/Gacetas/jul_2014/index.html
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