jueves, 10 de diciembre de 2015

LOS PROGRAMAS SOCIALES NO SOLUCIONAN EL PROBLEMA DE LA POBREZA EN EL PERÚ


El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social del Perú, MIDIS, está implementando una serie de programas sociales, con cargo a su presupuesto institucional que alcanza a 4422 millones de soles para el año 2015, orientados a la atención de algunas necesidades básicas de las personas en diferentes etapas de su vida, tales como: Desnutrición crónica infantil, anemia, déficit en el rendimiento escolar, falta de acceso a servicios de salud y de educación, la pobreza, carencia de oportunidades para el crecimiento económico y el desarrollo social, entre otros.
La característica común de estos programas, es centrar sus objetivos en poblaciones y hogares en situación de pobreza y extrema pobreza, prioritariamente de las zonas rurales, (solo una fracción de los pobres del Perú) quienes aceptan pasivamente la implementación de dichos programas debido a que estos grupos humanos carecen de los elementos necesarios para emitir un juicio sobre la validez o no de estos programas en la solución de sus problemas ya mencionados.
Del presupuesto mencionado para el año 2015, S/. 336 millones serán para el Programa Nacional Cuna Más, S/. 1113  millones para Juntos, S/. 1427 millones para Qali Warma, S/. 198 millones para FONCODES, S/. 760 millones para Pensión 65 y para Desarrollo Infantil temprano S/. 330 millones.
Estos Programas implementados en el Perú desde el 2012, año en que fue creado el MIDIS, hasta la fecha debieron tener un impacto reflejado de alguna manera en el crecimiento económico de los hogares y del país o por lo menos en un equilibrio económico. Sin embargo, esto no es así; a pesar de que con estadísticas oficiales el gobierno se empeñe en mostrar buenos resultados que, por ejemplo indicarían como la desnutrición Crónica infantil en la zona rural habría bajado de 40.3 a 28.8. Pero ¿Representa éste dato la realidad? No, pues por ser promedios, ocultan que en muchos departamentos, provincias y distritos las cifras llegan hasta el 80 %, son los casos del Dpto. de Huancavelica o el distrito de Omacha en Cusco, por citar algunos casos. Similar comentario correspondería al problema de la anemia y a los demás problemas sociales en el Perú; problemas casi de imposible solución en el capitalismo mientras esté presente la imposibilidad de las familias peruanas a ser partícipes de una distribución equitativa de la riqueza del país (por ejemplo a través de una retribución salarial al trabajo desde la creación de mayores fuentes de trabajo).
La economía del país no crece tal como ha sido proyectado para el presente año (3.9%) por Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva del Perú, y sus proyecciones alcanzan sólo la cifra de 2.8 %, a ello se agrega que, según el MEF, el déficit fiscal 2015 sería de S/. 1,017 millones, lo que implica entre otras deficiencias del gobierno el mal aprovechamiento de los ingentes recursos que tiene el estado; pudiéndose deducir de esto, que los Programas Sociales implementados por el MIDIS constituyen un gasto y no una inversión para solucionar los problemas sociales, y mucho menos el camino para la erradicación de la desnutrición crónica infantil, anemia, déficit en el rendimiento escolar, falta de acceso a servicios de salud, la pobreza, carencia de oportunidades para el crecimiento económico y el desarrollo social, y mejorar la educación, entre otros.
Por tanto, estos Programas sociales, son ineficientes porque los resultados no son siquiera los esperados por el MIDIS. Es decir, no se puede aplacar el hambre de los niños solo por algunos momentos; o con asignar 100 nuevos soles mensuales a una familia no se resuelve el problema de su pobreza ni la pobreza del país, que “sería” el objetivo principal del MIDIS. Entonces, los programas sociales además de no enfrentar la causa de los problemas sociales, ni las consecuencias, mantienen un clientelismo que soporta al gobierno y su política paliativa y recrean la situación política económica y social en capitalismo que claramente es beneficiosa para los grandes negocios.


Zoraida Romero.

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