domingo, 26 de agosto de 2012

¡Tres meses intensos…y la búsqueda de Carolina continúa!

La campaña por la búsqueda de la joven estudiante colombiana Carolina Garzón completa ya tres meses, desde su desaparición el 28 de abril, en Quito. 
En ella han participado en forma intensa, además de la familia, una enorme cantidad de organizaciones democráticas, de derechos humanos y personalidades políticas del Ecuador y Colombia unidas a través del papel de organizadores y centralizadores de la campaña jugado por el Movimiento al Socialismo del Ecuador y el PST de Colombia, partidos hermanos vinculados a la Liga Internacional de los Trabajadores.

A tres meses de su inicio es importante dar una mirada sobre el conjunto de la campaña, para extraer algunas lecciones que permitan fortalecernos para su continuidad; en la medida en que la no aparición de ningún rastro sobre los posibles autores y razones de la desaparición de Carolina nos obligan a ello.

Una lucha democrática profundamente revolucionaria

La desaparición de personas aparece casi como un hecho cotidiano en todos los países, como algo con lo que, supuestamente, tendríamos que convivir; un drama que tienen que sufrir muchas familias porque “Dios lo quiso así” o por razones similares, resignándose al mismo. ¡Pero no es así!

La desaparición de personas, cuando se trata de una desaparición forzada –es decir, contra la voluntad de la propia persona– es ante todo una expresión de la gravísima descomposición de la sociedad actual, la sociedad capitalista a nivel mundial, a la cual el ser humano le interesa fundamentalmente por las ganancias que su actividad puede generar a los detentadores del poder económico y social. Este hecho genera las más diversas expresiones de barbarie y degradación: la trata de personas, el abuso a la mujer, el tráfico de órganos, cuando no la desaparición directamente usada como instrumento de represión por parte de los estados, gobiernos o sectores de los explotadores.

Por lo anterior, más allá del aspecto de la estricta solidaridad humana, una campaña como la desarrollada alrededor de la búsqueda de Carolina lleva inexorablemente a cuestionar las bases toda la estructura económica, política y de clases de la sociedad actual.

Es un hecho indiscutible que los aparatos estatales y los gobiernos, con importantes diferencias por sus características políticas –diferencias que no hay que desconocer– asumen un comportamiento completamente diferente cuando la persona o familia afectada es parte de la clase social que detenta el poder que cuando no tiene ningún poder económico o político.

Por lo anterior la campaña por la aparición de Carolina ganó inmediatamente el carácter de una batalla política para lograr que dos gobiernos y dos estados (el ecuatoriano y el colombiano) moviesen efectivamente los recursos de que disponen para la búsqueda y esclarecimiento de su desaparición. De no haberlo hecho así la desaparición de Carolina hubiese terminado como quedó durante las primeras semanas mientras la campaña ganó fuerza: como un legajo olvidado en una Fiscalía de tercera categoría.

Un método correcto: ganar la conciencia de miles y convertirla en acción

La campaña por la búsqueda de Carolina, a diferencia de muchísimos otros casos que quedan dependiendo de los escasos recursos de la familia (que a pesar de los esfuerzos heroicos de las mismas más de una vez terminan en la aceptación del drama y dolor de la pérdida del familiar), cuenta con un elemento cualitativamente distinto: la existencia, decisión y compromiso de dos partidos (el MAS en el Ecuador y el PST en Colombia) que férreamente unidos por su hermandad en la Liga Internacional de los Trabajadores decidieron hacer de la misma un eje político de su actividad, dando cuerpo a la campaña.

Adicionalmente, un elemento cualitativo, el método de desarrollo de la campaña se convierte en un factor de fuerza de la misma, brindándole la garantía de continuidad, sistematicidad y coherencia necesaria para haber avanzado hasta el momento actual y permitir su continuidad.

Acudir a la conciencia de miles es primordial: Por las características de Carolina y por la solidaridad elemental que estos casos suscitan ello es fácil, inicialmente. Sin embargo, el gran problema es convertir esa conciencia favorable y solidaria en acción. Ahí cumplieron un papel decisivo los plantones, las declaraciones públicas, el respaldo económico propuesto (y logrado) de decenas de organizaciones, y la actuación sistemática, cotidiana, como trabajo de hormigas, de decenas de activistas de la campaña (familiares y compañeros de militancia). Todo lo anterior unido a una exigencia abierta y directa a los gobiernos, planteada en su propio terreno, para que cumplan con los deberes constitucionales y legales que proclaman y que declaran cobijan por igual a todos los ciudadanos.

El momento actual

Luego de varias etapas bastante complejas y difíciles la campaña logró un triunfo político significativo que es necesario consolidar, mantener y profundizar: el gobierno ecuatoriano lanzó, desde los más altos niveles institucionales, con compromiso de la Fiscalía General y del Ministerio del Interior, la campaña “Ayúdanos a encontrarla”, incluyendo el ofrecimiento de una recompensa por información sobre el caso. Adicionalmente aceptó la participación de fiscales e investigadores colombianos en algunas tareas de indagación y averiguación.

Dependerá de la continuidad de la campaña, del respaldo que a ellas continúen brindando todos los que hasta ahora la han apoyado, de lograr nuevos apoyos, que este triunfo obtenido se consolide, mantenga y profundice, como es necesario. En forma inmediata se trata de que el gobierno colombiano haga suya la campaña “Ayúdanos a encontrarla” uniendo en torno a ella el accionar institucional de ambos gobiernos, ofreciendo una suma de dinero igual o superior también a título de recompensa y respondiendo a la exigencia central de la campaña: Coloquen el poder institucional de que disponen, como estados y gobiernos, al servicio de lograr la aparición de Carolina.

Lograr la aparición de Carolina y esclarecer las razones y autores de su desaparición será un triunfo no solo de su familia, amigos y compañeros de militancia de ella. Será un triunfo que se convertirá en ayuda y apoyo para la lucha que, frente a diversos estados y gobiernos, tienen que librar a veces en condiciones muchísimo más difíciles, miles de familias afectadas por situaciones de características similares.

El marxismo está cada día más vigente”

 

Esteban Volkov atravesó un siglo sin perderse nada del que dejó atrás ni del nuevo en el que vive como si fuera un contemporáneo recién llegado a este mundo de tecnología y mentiras globalizadas. Esteban Volkov hablaba en francés con su abuelo, León Trotsky, de quien se cumplen 75 años de su llegada a México. El revolucionario ruso había huido de los esbirros de Stalin para instalarse en México. Trotsky y su mujer trajeron a Esteban Volkov desde París.
La historia de Volkov niño es una tragedia que la abrumadora alegría con que hoy se expresa no permite ni siquiera adivinar. Esteban Volkov no es sólo el nieto de Trotsky, sino también el único testigo aún con vida de su asesinato por un agente de Stalin, el español Ramón Mercader. El padre de Volkov fue deportado a Siberia en 1928 y desapareció en un Gulag cuando fue enviado allí en 1935. Su madre escapó de la URSS con él y se reunió con los Trotsky en la isla turca de Principios. La vida no le dio descanso y se suicidó en Berlín en 1933.
Esteban Volkov se quedó solo en la capital alemana hasta que lo trasladaron a un internado de Viena y después a París. Trotsky y su esposa estaban exiliados en México y lograron traer a Esteban con ellos. Hubo un primer atentado contra Trotsky del que toda la familia salió ilesa. Pero llegó un infiltrado, Ramón Mercader. El 20 de agosto de 1940, cuando Esteban Volkov volvió del colegio, encontró a Trotsky con el cráneo roto a martillazos. Volkov cuenta que Trotsky pidió a su entorno que alejaran a su nieto de le escena.
Esteban Volkov creció en México. No hace política. Estudió ingeniería química, pero siempre mantuvo viva la memoria de León Trotsky a través del museo, que es la casa donde vivió con sus abuelos, Trotsky y su mujer. Esteban Volkov tiene 86 años y una memoria que no falla nunca. En esta entrevista con Página/12, el nieto del revolucionario ruso evoca aquellos años, el legado de Trotsky, su obra y los estragos del mundo actual.
–75 años después de la llegada de Trotsky a México y cuando han transcurrido 72 años de su asesinato, ¿qué pueden representar hoy la figura y el legado de León Trotsky?
–En la medida en que el marxismo está cobrando cada día más vigencia, a pesar de todas las veces que lo han enterrado siempre surge con más vida, uno de los mensajeros y portadores y guías marxistas más actuales es indiscutiblemente el gran revolucionario León Trotsky. Fue un personaje clave en uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea como fue la Revolución Rusa. Trotsky tuvo un papel vital en ella. Pero lo que es más meritorio en él en todas las etapas en las que intervino es el hecho de que transcribió con minuciosidad toda aquella experiencia histórica y política. Trotsky dejó un legado muy valioso, un arsenal ideológico revolucionario de gran actualidad y extremadamente fértil y útil para todas las luchas revolucionarias actuales y futuras. No hay dudas de que el capitalismo está demostrando que es un sistema totalmente obsoleto e injusto y que no cumple para nada las necesidades del género humano. Al contrario, el capitalismo está destruyendo el planeta, está creando más miseria, mas sufrimiento. La necesidad de un cambio es vital. Tengo la certeza de que la mayor parte de la humanidad tomará conciencia de esta situación y luchará por otro mundo. Es ahí donde todo el arsenal ideológico de Trotsky es extremadamente valioso. Hoy los medios intoxican a las masas y terminan creando eso que Marcuse llamaba una mentalidad unidimensional. Pero los procesos de toma de conciencia son como relámpagos.
–Muchos historiadores consideran que ese arsenal está aún inexplotado.
–Ocurre que es muy vasto: no hay área, no hay país que Trotsky no haya abarcado en sus análisis. Cualquier documento que uno lea de Trotsky es muy útil e instructivo y con un gran acierto en sus análisis. Por ahora no hay otra cosa mejor que el socialismo. El marxismo fue el único que hizo un diagnóstico certero de lo que es el capitalismo. Trotsky hizo el mismo análisis en lo que se refiere a lo que realmente era el burocratismo stalinista. ¡Nadie mejor que él! Esa fue su gran contribución: haber analizado el bonapartismo stalinista. Lamentablemente, el trotskismo no escapó a la deriva que conocen todos los partidos políticos. Pero el pronóstico de Trotsky cuando decía “estoy seguro de la Cuarta Internacional” está abierto, aún no se ha cumplido. Sus seguidores deberían hacer que eso sea una realidad. No hay que encerrarse en una campana de vidrio. Los partidos deben llevar a cabo una labor activa y revolucionaria. No hay que encerrarse en un café para discutir y sentirse grandes teóricos de la humanidad.
–El México que Trotsky conoció cuando llegó hace 75 años era un país revolucionario. El de hoy es muy distinto.
–Si, él llegó a México cuando aún persistían el espíritu y el oleaje de la Revolución. Aún había un clima revolucionario. Después vino un proceso de industrialización bajo un régimen capitalista y México se alejó de los fundamentos de la Revolución Mexicana.
–Curiosamente, usted ha protegido el legado de Trotsky pero, sin embargo, no ha incurrido en el campo de la política.
–No, claro, yo soy químico. Mis comentarios son los del observador científico, no del político. Pero yo he vivido en carne propia todo el capítulo que fue la contrarrevolución stalinista. Todo ese clima de asesinatos, de terror, de monstruosas falsificaciones históricas. Lo he vivido en carne propia y conmigo millones de seres humanos. Pero yo tengo el privilegio de estar vivo y poder testimoniar. Sabemos que la memoria histórica es uno de los patrimonios más importantes del género humano. Para poder construir el futuro hace falta esa memoria histórica. Uno de los grandes crímenes de Stalin, aparte de masacrar a millones de seres humanos, falsificar la historia y arrancar páginas y alterar su contenido, fue justamente esto: mutilar y falsificar la historia.
–¿Usted cree que los crímenes del stalinismo están mal conservados por la memoria en relación con los que cometió Hitler?
–Indiscutiblemente Hitler fue un gran, gran criminal, pero en esa competencia yo creo que Stalin le gana por mucho. Hitler era un asesino frío dentro de su lógica racista y absurda. Pero Stalin le incluyó a eso una dosis de crueldad y de sadismo que nadie ha superado hasta ahora. No le bastaba con matar. Yo soy un sobreviviente con suerte.
–¿Usted conservó vivo el recuerdo de Trotsky a través del museo que está en Coyoacán un poco para rescatar esa memoria?
–Yo seguí viviendo en esa casa muchos años con la abuela. Su deseo siempre fue conservar ese lugar histórico. Y no ha sido sin lucha y sin esfuerzo. Los stalinistas de México intentaron en muchas ocasiones borrar ese lugar. ¡Hasta quisieron hacer una guardería infantil! Pero no lo lograron. Yo nunca me interesé en la política, pero por ósmosis estaba al corriente de todas las dinámicas de las luchas. Pero Trotsky siempre me protegió de la política. En tiempos del abuelo él les decía a sus secretarios y guardaespaldas que no me hablaran a mí de política. El trataba de alejarme de la política. Pero yo he vivido una vida normal, muy cerca de esa atmósfera de adrenalina que se vivía en la casa de Trotsky. Era un estado de excitación muy grato.
–Sin embargo, usted fue testigo del primer atentado y del segundo, el que le costó la vida a Trotsky.
 –Sí, en el primer atentado, cuando ametrallaron la casa, yo estaba ahí. Nos salvamos todos milagrosamente. Uno de los stalinistas vació su revólver sobre la cama donde yo estaba escondido. Pero me encogí y me salvé.
–¿Qué piensa hoy de movimientos como el de los indignados o el movimiento estudiantil mexicano YoSoy132?
 –Es un inicio, el comienzo de una conciencia para asumir una actitud de lucha política. Aporta mucho.
–En este aniversario de la llegada de Trotsky a México, ¿qué es lo que usted recupera de él como mensaje, como compromiso más allá de su obra?
–Yo creo que lo principal es el aspecto ético, moral, donde el actuar debe estar coordinado con el pensar. El pensamiento y la acción deben ser una sola cosa. La verdad debe estar por encima de todo. El ejemplo es su vida. Ha sido una guía, para mí y mi familia. Para mis hijas, por ejemplo, que no son marxistas ni revolucionarias, ellas tienen muy inculcado ese principio ético de absoluto respeto a la verdad y a la justicia.

Fuente: http://juventud-internacionalista.blogspot.com/2012/08/el-marxismo-esta-cada-dia-mas-vigente.html?spref=fb

La vigencia del trotskismo

  
 Escrito por PSTU - Argentina   
 El 21 de agosto de 1940 moría asesinado en México León Trotsky, dirigente junto a Lenin de la Revolución Rusa de 1917. El día anterior, Ramón Mercader, un agente de Stalin que simulaba ser simpatizante del trotskismo, había descargado a traición un piquetazo sobre su cabeza en su casa del barrio de Coyoacán.

Trotsky había logrado asilo político en México en 1937, 8 años después de su expulsión de la URSS y de que gobiernos de distintos países europeos le negaran la residencia.

Al momento de su asesinato, muchos de los principales dirigentes del partido bolchevique que junto a Lenin, habían dirigido la Revolución de octubre, habían sido exterminados por Stalin luego de los famosos juicios de Moscú, en los que fueron condenados (incluido Trotsky) por falsos crímenes y traiciones en base a monstruosas falsificaciones y forzadas “confesiones”. Culminaba así el proceso de burocratización del primer Estado obrero, que cobró fuerza a la muerte de Lenin, entronizando una casta burocrática contrarrevolucionaria que, amparada en la falsa teoría del “socialismo en un solo país”, luego de cinco décadas terminaría restaurando el capitalismo donde había sido expropiado.

Miles de partidarios de la oposición de Izquierda, que Trotsky encabezó en la URSS, fueron perseguidos, asesinados y encarcelados. La clase obrera china, alemana y española sufrieron crueles derrotas por responsabilidad de los partidos comunistas orientados por la Komintern (Internacional Comunista), copada por el stalinismo. Así como la muerte en la guerra civil de gran parte de la vanguardia obrera revolucionaria y la derrota de la Revolución Alemana permitieron el surgimiento del stalinismo en la URSS, las nuevas derrotas a su vez habían franqueado el paso a Hitler y al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los partidarios de Trotsky eran apenas un puñado pero éste seguía siendo para Stalin su peor enemigo, y acabar con su vida, su obsesión.

No era el rencor personal la principal razón, sino la fría lógica contrarrevolucionaria. Trotsky encarnaba en sí mismo la experiencia de las tres revoluciones rusas (1905, Febrero y octubre de 1917) y las tradiciones revolucionarias del partido bolchevique. Mientras Trotsky viviera, un nuevo ascenso de masas provocado por las penurias de la nueva guerra, podría encontrar en él y la recién fundada IV Internacional, una alternativa de dirección revolucionaria.

Su obra más importante

Trotsky, dos veces presidente del Soviet de Petrogrado, fundador y organizador del Ejército Rojo, el genial teórico y dirigente del Partido Bolchevique y la Tercera Internacional consideraba, sin embargo, que su tarea más importante había sido la fundación de la Cuarta Internacional. Luego de que la criminal política del stalinismo había permitido el triunfo del nazismo en Alemania, él concluyó que el komintern se había pasado definitivamente al bando de la contrarrevolución.

Era imprescindible fundar una nueva internacional que continuara la pelea por la construcción de una dirección revolucionaria mundial para la clase obrera. La nueva internacional, apenas agrupaba a algunos centenares de cuadros revolucionarios en todo el mundo, pero era fuerte por su dirección, su moral y sus principios revolucionarios y por la teoría y el programa que la cimentaban: la Teoría de la Revolución Permanente y el Programa de Transición. Por eso, pese al golpe cualitativo que significó la pérdida de su principal dirigente, la Cuarta sobrevivió a su fundador. Trotsky tuvo razón, había logrado salvar la continuidad del marxismo revolucionario para las nuevas generaciones.

Un programa para la crisis actual

A fines de los ’80 y comienzos de los ’90 las masas soviéticas y de Europa oriental protagonizaron grandes revoluciones que liquidaron por fi n los regímenes stalinistas, liberando a los trabajadores del mundo de ese siniestro aparato contrarrevolucionario. Fue una colosal victoria que abrió una nueva etapa revolucionaria mundial, en la que a mediados del 2008 estalló la más grande crisis del capitalismo desde el año 1929.


La crisis se profundiza semana a semana y en los países imperialistas los gobiernos organizan gigantescos rescates financieros de billones de dólares para salvar a los bancos y empresas más importantes. Grecia y España están ya en bancarrota, Italia y Portugal le siguen los pasos y toda la Unión Europea se sacude. La receta de los gobiernos para superarla es la vieja y amarga medicina capitalista: salvajes ataques al empleo, el salario, las jubilaciones, las condiciones de trabajo, los presupuestos de salud y educación, un aumento brutal de la explotación. En palabras de Trotsky “la burguesía retoma cada vez con la mano derecha el doble de lo que diera con la izquierda”.

Esto ha detonado una respuesta de los trabajadores y sectores populares como hace décadas no se veía. Millones de obreros han protagonizado combativas huelgas generales en Grecia y España. Centenares de miles salen a las calles en el Estado Español contra el ajuste y dan apoyo de masas a la heroica huelga de los mineros del carbón.

Pero este es también el momento en que el programa de la IV Internacional demuestra su plena vigencia y su validez histórica como la única salida real a favor de los trabajadores a la brutal crisis. Medidas como la escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación, el reparto de horas de trabajo con el mismo sueldo para garantizar el empleo, la nacionalización sin indemnización de la banca y las principales empresas con control de sus trabajadores, contenidas en el Programa de Transición, se vuelven imprescindibles para dotar al movimiento obrero y popular de un plan obrero alternativo. Y son, como planteaba Trotsky, el puente por el que puede hoy avanzar con su movilización el movimiento obrero para conquistar su propio gobierno y abrir el camino a una salida socialista.

Por la reconstrucción de la IV Internacional

La Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional), organización internacional fundada por Nahuel Moreno de la cual hace parte el PSTU, cumplió este año 30 años de existencia. Es heredera de la corriente encabezada por Moreno, que batalló durante décadas al interior de la IV contra el abandono de los principios revolucionarios, que llevaron a la crisis y dispersión del trotskismo. Luego de superar una fuerte crisis debido a la muerte de nuestro principal dirigente, y al “vendaval oportunista” que arrasó a la izquierda en los ‘90, la LIT (CI) ha retomado con fuerza la batalla por la reconstrucción de la IV y el reagrupamiento de los revolucionarios.

Fruto del rearme teórico, programático y político de los últimos años ha logrado instalarse dinámicamente en Europa, uno de los centros actuales del proceso revolucionario mundial, incorporando nuevas secciones como el Partido de Alternativa Comunista de Italia, el Movimiento Alternativa Socialista de Portugal y recientemente Corriente Roja del Estado Español, que está jugando un destacado rol en el enfrentamiento al gobierno de Rajoy, y en el apoyo a la lucha minera y el agrupamiento del sindicalismo alternativo. También se ha extendido a nuevos países en Latinoamérica como Honduras, Colombia, Costa Rica y El Salvador.

A 72 años del asesinato del gran revolucionario ruso, desde el PSTU reivindicamos con orgullo su legado y una vez más hacemos nuestro su viejo grito de guerra: Obreros y obreras de todos los países, agrupaos bajo la bandera de la Cuarta Internacional. ¡Es la bandera de vuestra próxima victoria!